sábado, 29 de septiembre de 2018

Paula y Eric: sexting

Hay gente que desprende una luz especial, que te atrae nada más conocerla. Paula no es una de esas personas. No despierta una simpatía especial nada más verla. No es una de esas personas que te cae bien de inmediato, que te atrae, que quieres saber todo de ella. Tampoco te cae mal, realmente. Simplemente, se camufla en los grupos. No es la que más habla, ni la que lleva la voz cantante. Su risa es discreta, su aspecto también. Lo que más destaca son sus ojos. No por su color, que es un marrón anodino, o por su tamaño o la cantidad de sus pestañas. Sus ojos destacan porque delatan, en ocasiones, su pasión por determinados temas, porque brillan con una inteligencia superior a la que sus comentarios dejan ver. Y fueron sus ojos los que hicieron que me enamorase de ella.

Siempre dice que cuento la historia al revés, que fue ella la que se fijó en mí y la que me dio conversación ese primer día. Pero os aseguro que no fue así. La vi mucho antes de que ella se fijara en mí, estaba en un grupo de gente y alguien mencionó una ciudad que había visitado hacía poco tiempo. Su mirada se iluminó de golpe y comenzó a hablar de inmediato, perdiendo su postura contenida. Esa reacción, esa luz súbita e inesperada fue lo que hizo que me detuviera y buscara a alguien conocido en ese grupo, algún nexo que me permitiera entrar en la conversación.

No podía apartar mi mirada de ella, imaginé que le pasaba a todo el mundo que la escuchaba en ese momento. Sin quererlo ni buscarlo, me encontré con una fuente de luz que apagaba el resto de la escena a mis ojos.

A la mañana siguiente, busqué su número en mis contactos. Quería asegurarme que el número que me había dado sonrojándose levemente era realmente suyo. Accedí a su perfil de whatsapp, pero no añadía ninguna información extra. Sólo su nombre y la foto de un paisaje en el que aparecía ella de lejos y algo desenfocada.

Empecé a escribirle un whatsapp.

Buenos días princesa

Borré esas palabras de inmediato. Demasiado cursis y manidas para una chica que se me antojaba mucho más especial precisamente por esa forma de esconderse a plena vista, de disimularse en el paisaje. Decidí utilizar su nombre, esperando que contestara utilizando el mío, comprobar de esa forma si había causado la misma impresión que ella había causado en mí.

Buenos días Paula

Doble check azul, lo ha recibido.

No contesta.

Una hora después sigue sin contestar, lo sé porque voy comprobándolo cada pocos minutos mientras finjo concentrarme en la tarea que tengo hoy pendiente. Intento olvidarme del móvil y me centro en el trabajo, envío un par de informes que deberían haber sido mi prioridad esta mañana y cuando quiero darme cuenta es la hora de la comida. Cojo mi cartera y el móvil, más por costumbre que por otra cosa, y los guardo en el bolsillo del abrigo. En el ascensor coincido con otros compañeros que salen a comer también en ese momento, pero hoy decido no apuntarme a ir con ellos. Escucho el sonido de mi whatsapp y siento la impaciencia de verlo de inmediato, pero prefiero esperar a abandonar el ascensor.

Miro el móvil cuando ya estoy en la calle y en la pantalla veo su nombre. Una sonrisa (dicen que depredadora) se insinúa en mis labios. Recompongo el gesto sin olvidarme de que voy andando por la calle y leo su mensaje.

Buenos días! Estaba trabajando, día de locos!!

Seguro que te vas a enfadar conmigo, pero... quién eres??

Tu foto no ayuda mucho :(

Contesto de inmediato.

Ouch, eso ha dolido profundamente...

Y yo que pensaba que te había causado buena impresión

Paula está escribiendo...

Jajajaja

Igual sí, pero si no me dices quien eres, no puedo saberlo!

No me das al menos una pista...?

Porfi :)

Así que es curiosa y coqueta. Eso me gusta. Mucho.

Pista: si tu fueras caperucita, yo sería el lobo

Paula está escribiendo...

En línea.

Paula está escribiendo...

No soy caperucita! xD

Y los cuentos de hadas están sobrevalorados

Paula está escribiendo...

Pero esta vez, la interrumpo.

... para comerte mejor

Paula está escribiendo...

En línea.

Pasan un par de minutos y no contesta. Vuelve a aparecer como que está escribiendo...

Eso significa que tienes hambre? xD

Hoy tengo pollo asado

Si no fueras un lobo tan feroz, te invitaría ;)

Así que no va a picar el anzuelo pero tampoco me manda a la mierda. Algo es algo.

Y si fuera un dulce corderito?

Jajajaja

Nooooo, ya no me la cuelas!

Y mi casa es de las resistentes, no podrías tirarla abajo

por mucho soplaras y soplaras

(siempre he creído que era el mismo lobo

el de caperucita, y el de los tres cerditos)

Me adjuntó una foto de su comida, efectivamente pollo asado con patatas al horno, parecía.

Solo con verte, se me hace la boca agua, querido pollo asado

Dime dónde estás y me paso a hacerte una visita... ;)

Ahora le hablas a la comida??

Jejejeje

Eso no dice mucho de ti, lobito feroz...

Si no te gusta que sea un lobo, puedo ser un tigre

(en la cama)

O un gatito!! Qué mono!

;)

Si fuera un gatito, te tomarías un café conmigo?

Te paso yo mi ubicación o me la pasas tú? :)

Te paso yo la mía

Y te espero en ropa interior

Eso suena muy tentador

Es eso lo que quieres?

Un polvo y si te he visto no me acuerdo?

No

Ouch, eso sí que ha dolido...

(podías ser menos borde, eres tú el que me has escrito...)

que ya sé que no soy un pivón, pero joder...

Soy mucho menos borde en persona, como anoche

Y solo he dicho que no al si te he visto, no me acuerdo

Porque sí que quiero acordarme

Y llamarte después

Al día siguiente, y al siguiente.

Paula está escribiendo...

En línea.

Ahora que he tirado por la borda mi imagen de lobo feroz,

igual ya no te intereso

No, sí.

Sí me interesas, Eric (lo sabía todo el tiempo ;))

Dónde dices que me invitas a ese café??


Llegó con unos leggins y un jersey muy ancho gris. Sin despertar miradas ni curiosidad. Excepto en mí. Vestía una sonrisa juguetona que le alcanzaba a los ojos. Durante todo el tiempo, no podía dejar de mirarla. En las distancias cortas, ganaba muchísimo. No paraba de hablar, ahora sé que era debido a que estaba nerviosa. Se atusaba el pelo constantemente y movía sus manos sin parar. Cuando pedimos la cuenta (había que volver a trabajar en algún momento) intentamos coger el ticket al mismo tiempo. Soltó una carcajada y yo sujeté su mano. Seguro de mí mismo, entrelacé mis dedos con los suyos, calibrando su mano dentro de la mía. Se sonrojó y me miraba con los labios entreabiertos. Me incliné y le di un beso corto, de contacto, como pidiendo permiso. Y luego otro más lento, probando sus labios, rozando ligeramente su labio inferior con mi lengua por un segundo. No contestó y miró de reojo el reloj, por lo que no insistí. Dejé el dinero en la mesa y la seguí hasta la salida. Salimos juntos aunque sin tocarnos, sin rozarnos siquiera. Y ella seguía sin decir nada. Ahora era yo el que estaba nervioso.

Empezó a despedirse, no sé exactamente qué me dijo, pero no me esperaba esta reacción. Se despedía como con prisas, no parecía que quisiera volver a verme. Me hizo un gesto con la mano y empezó a alejarse.

Sorprendido, me di la vuelta y empecé a andar. Joder, parece que no me funciona el radar. Pensé que había habido buena conexión, que le gustaba, que al besarla había roto un poco el hielo. Parece que se me ha estropeado el instinto.

Una mano pequeña y muy fría, sin adornos, me agarró del brazo. Mientras me giraba, deseando que fuera ella, se puso de puntillas justificándose entre dientes con un 'que le den a mi jefe' y me besó. Eso sí que fue un beso de verdad. No demostró ni un gramo de timidez y me besó como me hubiera gustado a mí besarla a ella por primera vez. Fue íntimo y placentero, y una corriente se había creado entre nosotros que yo quería explorar con más profundidad. Con una sonrisa extremadamente sexy, se separó de mí. Volvió a acercarse, me dio un beso rápido en los labios y se marchó corriendo.

Y me quedé allí parado, en medio de la calle, entorpeciendo el tráfico de peatones en esa acera repleta de gente. Demasiado tarde me di cuenta de que podía haberme ofrecido a acompañarla, quedar al menos para otro día. Continué mi camino dándome cuenta de que fue su beso (y no el mío) el que me había dejado tocado.

Siempre me ha gustado robar un beso. Sorprender, llevar la iniciativa, dejar a la otra persona pensando en mí. Pero Paula me puso en mi sitio y me dejó pensando en ella sin poder evitarlo.


Esa tarde, cuando llegué a casa seguía recordando lo bien que le quedaban los leggins que llevaba este mediodía. Pero no quería engañarme a mí mismo, era el beso lo que me había dejado intranquilo, lo que impedía que pudiera pensar en otra cosa. Me había dejado con ganas de más. No de un polvo, que también. Con ganas de Paula.

Dicen que cuánto más las haces sufrir, mejor. Que si tardas en escribir y llamar un par de días, cuando al fin lo hagas ella estará deseando que la prestes atención. Eso dicen. Aunque las tías también dicen que somos todos unos cabrones, no sé si estará relacionado. Yo ni siquiera intenté hacerme el duro. Esa noche volví a escribirla, quería seguir hablando con ella.

Me has dejado sin palabras

De inmediato, me contestó.

Yo cuento 5

Y nada de rimas fáciles, que te la juegas ;)

Está bien, no haré rimas fáciles

Oye...

No pienses que soy facilona!

Por qué iba a pensar que eres facilona?

A mí me has parecido bastante dura

O era que me la pones dura?? ;)

Jajajajaja

No era mi intención...

Ese beso que me has dado parecía bastante intencionado

Lo ha sido!!

Pero solo por el que tú me has dado primero

Y porque te has pasado todo el tiempo lanzándome miraditas...

No haber aparecido llevando esos leggins

Invitan a desnudarte

Ah, sí??

Primera noticia que tengo...

Pues sí

Aunque después del BESO que me has dado

te los arrancaría sin esperar ni un minuto

Veo que ha vuelto el lobo feroz...

Es que has hecho que se me hiciera la boca agua...

Para comerme mejor??!

xD

No me provoques, que voy a buscarte

y te ibas a enterar...

De qué me iba a enterar? ;)

Del menú de los lobitos feroces??

Tú serías el único plato

Oooohhhhh

Ahora me dirás que no le dices lo mismo a todas...

Quiénes son todas?

Las mujeres que te estarán rondando constantemente

Espero que estés hablando de ti...

Qué caradura! Jajajaja

Pues sí, la verdad, estoy hablando de mí

Aunque imagino que entre otras...

No imagines tanto

Yo debería imaginarme a otros?

Qué insinúas, que estás detrás de mí??

Eso me gustaría

Estar detrás tuya

Y besar ese cuello tan apetitoso

Paula está escribiendo...

En línea.

Paula está escribiendo...

El suspense me está matando!

En línea.

Paula está escribiendo...

Es que soy virgen...

Por tu forma de besar, no lo hubiera adivinado

No, idiota! Jajajaja

No virgen del sexo

Virgen del sexting...

Es eso lo que quieres hacer conmigo?

Es lo que tú hacías conmigo!

No???

Provocándome con lo de besar mi cuello...

Te he provocado?

Jajajaja

Desde aquí veo cómo se te afilan los colmillos...

Recuerda, es para comerte mejor


Sí que lo recuerdas?

Joder, me vas a hacer deletrearlo?

Sí que me has provocado

Estamos empatados entonces

Quedamos y jugamos la revancha?

Vale!

Qué haces el viernes?

Pensaba que podría ser ahora...

Jajajajajaja

Pero si nos hemos visto esta tarde!

Las horas sin verte son eternas

Joooder... truquitos de fucker no, por favor

Jajaja

No eran truquitos de fucker

(bueno, igual sí...)

Qué tienes en contra, por cierto?

Nada

Pero no soy carne de florecilla, no me desmayo si me dices esas cosas

Me gustas consciente

Y creo que me vas a gustar mucho encima

Llevando tú el ritmo

Jajajaja

Te puedo confesar una cosa?

Claro

Creo que me he puesto roja!!

Jajajaja

Espera

Cinco minutos más tarde, seguía esperando. No sabía qué pensar, si quería librarse de mí dándome largas, o realmente tenía algo que hacer y no podía hablar ahora. Cuando estaba a punto de insistir, sonó el tono de whatsapp.

Ya!

Pensé que te habías cansado de mí

No!!

Hablaba con una amiga

De ti

Y qué le has contado?

Que eres muy mono, pero un poco chulo

Gracias (carita con gafas de sol)

Ves??

No

No te veo

Ese es el problema

Jajajaja

Ya estoy en la cama

Quieres que vaya a arroparte?

Y yo que pensaba que preferirías desarroparme...

Claro!

Llevo poca ropa...

Y me vas a dejar arrancártela a mordiscos?

Si me la quito, vienes a arroparme??

Si tú me dices ven, lo dejo todo

Ven

Joder

Ya lo has vuelto a hacer

Me la has vuelto a poner dura

Jijijiji

Eso me gusta

Estás desnuda de verdad?

Síii

Tú no??

No!

No me habías avisado

Pero lo soluciono ya mismo!

Decidí tirarme a la piscina y enviarle una foto, la hice desde arriba, no ocultaré que utilicé mi mejor pose de fucker, por mucho que me hubiera dicho que no le gustaban esos truquitos, con el calzoncillo aún puesto, pero bajándolo por la parte derecha.

Cuando recibió la foto, se puso a escribir de inmediato.

Ufff...

Me estoy acalorando cada vez más...

Tú no me envías foto?

Me da un poco de vergüenza...

La próxima vez, entonces

Me has puesto muy cachondo

Una pena que no disfrutes de lo que has causado

Podemos disfrutar cada uno en su cama de momento...

Claro

Pero me gustaría hacerte gemir

Cómo te gustaría?

Yo encima, llevando el control?

No, ahora no

Ahora estarías tumbada en la cama

Rodeando mi cintura con tus piernas

Regalándome la visión de tus pechos botando por mis embestidas

Me has puesto muy bruto

Me gusta saber que te provoco

Y me gustas bruto!!

No me digas eso que no me controlo...

Y qué pasaría...?

Que ibas a sufrir (disfrutar) las consecuencias!

Eso suena bastante bien...

Me parece que esta noche vas a dejar de ser virgen

Jajaja

Y qué tengo que hacer?

Me das tu virginidad, entonces? xD


Te estás tocando?

Aún no

Pero quiero

Tus manos van a tener que ser las mías

Estás mojada?

Paula está escribiendo...


Nunca un monosílabo me ha puesto tan a tope

Quiero que te acaricies para mí

Que chupes tu dedo índice y te lo metas

Quiero que ese dedo te folle lentamente

Mmmmmmmm

Lo estoy haciendo

Y me encanta!

Sigue haciéndolo, sigue follándote con tu dedo

Quieres que añadamos otro?

Saca el índice de tu coñito y chupa el dedo corazón

Uffff eso me ha encantado

Te gustaría ver cómo lo hago??

Te convertirías en mi fantasía preferida

Ya te estás convirtiendo

Haciendo esto para mí

Tengo ya dos

Joderrrr

Quiero que imagines que son mis dedos

Y que no pares de meterlos y sacarlos

Pero hazlo lentamente

No aceleres el ritmo hasta que yo te diga

Eric! Por favor... Quiero más deprisa...

Puedo??

Aún no

Espera un poco

Sólo un poco más

Dime una cosa

Estás muy mojada?

Siiiiii

Muchísimo

Sigue metiendo y sacando tus dedos

Quiero que lo desees

Quiero que no aguantes más

No aguanto más!!!!!!

Ahora

Más deprisa

Aaammmmmm

Eric!

Te está gustando?

Siiiiii

Más te va a gustar cuando sea yo el que te folle

Diosss, qué ganas te tengo

Sabes que tus pezones estarían en mi boca ahora mismo, no?

Lo sabes?

Siiii...

Estoy a punto...

Joderrrrr

No sabes cómo estoy

Lo que daría por escucharte

Mi móvil empezó a sonar. Paula está llamando.

- Eric, ¿qué me haces?

- Anda que tú a mí... ¿sigues tocándote?

- Síii, pero quería escucharte cuando... mmmmm

- Joder, joder, joder, Paula... Sigue tocándote para mí, déjame escucharte. Quiero poder anticipar tus gemidos cuando sea yo el que te de placer.

No decía nada, pero podía escuchar sus movimientos. Gemía sin parar y cada gemido iba directo a mi polla, que temblaba de anticipación.

- Paula, necesito que hagas algo por mí.

- Aaaahhh, sí... lo que quieras... ahhhhh... ahhhhh...

- Quiero que te des toquecitos con el pulgar, en el clítoris, mientras tus dedos siguen follándote...

- Aaaaaahhhhhhhhhhh

- Y quiero que sigas haciéndolo hasta que te corras para mí, porque yo me voy a correr, y mucho, para ti.

No dijimos nada más, simplemente nos acariciamos para que el otro nos escuchara. Sus gemidos eran cada vez más fuertes y más sensuales. Yo llevaba todo el día pensando en ella y escuchar cómo se hacía un dedo para mí era demasiado. Me corrí escuchando sus jadeos y gemidos de placer. Escuché cómo empezaba su desahogo. Escuché cómo su respiración se desbocaba. Y escuché el momento exacto en que empezó a correrse para mí.

- Eres increíble, Paula.

- Eric...

Sólo mi nombre, entre suspiros.

- Me has hecho disfrutar como un enano... ¡lo malo es que me he puesto perdido!

- ¡Pero si yo no he hecho nada más que disfrutar de tu maestría!

- Espero ser mejor en persona.

- Ven.

- ¡Joder, voy! Pásame tu ubicación, me voy vistiendo.

Escuché su risa entre dientes, relajada.

- ¿Tú mañana no trabajas o qué?

- Sí, pero me la pela. Prefiero estar contigo a dormir.

Ahora ya eran carcajadas lo que escuchaba.

- Anda, no seas impaciente... ¡ya tendremos tiempo! ¿Hablamos mañana?

- Claro.

- ¿Nos vamos a la cama?

- Tus dobles sentidos no ayudan... ¿Me das un beso al menos?

- Claro... pero uno casto, así no puedes decir que te provoco...

- Todo lo que haces y dices me provoca, Paula.

- Venga, charlatán... ¡a dormir! ¡Muack!

Y colgó. Dejándome más enganchado de lo que me gustaría admitir. Deseando que llegara el momento de volver a vernos, de escuchar su voz y su risa entrecortada cuando le hacía algún comentario que le parecía atrevido.

martes, 25 de septiembre de 2018

La ducha


Como me dijiste, dejo la puerta de la habitación sin seguro. No sé cómo vas a conseguir otra llave, pero no quieres que me preocupe por eso. La verdad, me pone un poco nerviosa no poner el seguro, aunque si me lo pides tú, cedo (como sabes que haría) y lo hago. Con una sonrisa, me permito añadir. Creo que hay pocas cosas a las que me negara si me las pides con esos ojos...


Como me dijiste, coloco mi ipod con los altavoces en el baño y pongo la lista de reproducción que me mandaste y me hiciste prometer que no escucharía hasta este momento. Quieres sorprenderme, mimarme, cuidar hasta el último detalle. Suena esa canción que me pasaste, la que me gusta tanto. Sonrío, pensando que aún en la distancia lo estás consiguiendo.



Como me dijiste, enciendo unas velas y las voy repartiendo por el baño, me gusta el olor que dejan a su alrededor, me gusta la luz que desprenden, me gusta el color de mi piel con su luz... Creo que has tenido otro acierto en la planificación...




Como me dijiste, coloco mi cámara en frente de la ducha, de tal forma que cuando pulse el botón, se grabará todo lo que pase en los próximos 40 minutos. Sé que te excita verme, por eso, una vez que lo pulso mis movimientos se vuelven más cuidados, más sensuales. Aunque no creo que pueda mantenerlo mucho tiempo. Me giro y miro a la cámara. Te lanzo un beso y dejo de 'actuar'. Vuelvo a lo mío.




Como me dijiste, a la hora convenida, abro el grifo y regulo la temperatura. Me gusta caliente, pero no en exceso. Me meto bajo la ducha y dejo que el agua resbale por mi cuerpo. No sé si le pasa a todo el mundo, pero yo cuando me ducho siempre tengo los pezones duros. Quizá sea por este tipo de duchas, que luego se me quedan en la memoria y hacen que asocie el agua con los orgasmos que me provocas. Pero me pone muy caliente acariciarme lentamente, dejar que el agua me recorra, que me acaricie, que me relaje, y que me tense en los sitios correctos.


Como me dijiste, utilizo el gel con aroma de vainilla. Casa perfectamente con el aroma de las velas, y todos mis sentidos están siendo mimados al mismo tiempo. Pongo el gel primero en mis manos, las froto entre sí, y luego las voy pasando por mi cuerpo. Mis piernas primero, acariciando mis muslos. La tripita después, pasando a la parte baja de la espalda. Los pechos. Me entretengo. Me dejo llevar. Empiezo a acariciar mis pechos, a amasarlos. Cierro los ojos. Pienso que lo hago para ti, mientras me miras. Estoy empezando a entender el por qué de todas tus instrucciones, ahora entiendo que todas ellas me conducían a este preciso momento, al momento en que me siento muy cachonda y anhelo tu cuerpo junto al mío, tus dedos sustituyendo a los míos, tu boca dándome el aire que voy a empezar a necesitar en breve si sigo así.

Vuelvo a echar gel en mis manos, sintiéndome especialmente traviesa. Pongo bastante, sé que va a llevarme mi tiempo. Froto mis manos muy despacio, anticipando lo que va a venir. Recuerdo que la cámara está grabando, así que la miro fijamente y le dedico una sonrisa que es la tuya, para que sepas que mientras hago todo esto no puedo dejar de pensar en ti.

Llevo mis manos a mi entrepierna y acaricio con el gel mis ingles. Tengo las piernas entreabiertas, y aunque no es la postura más elegante del mundo, me siento sexy. Paso las manos con el gel, llenas de espuma, por mi pubis. Mi piel está erizada ahora que intuye lo que voy a hacer. Voy moviendo mis manos cada vez con menos lentitud hasta que las llevo entre mis labios. Los abro delicadamente y cuelo uno de mis deditos. Los dedos de la otra mano han descubierto mi clítoris, y lo acarician rítmicamente, haciéndome disparar todas las alarmas. Dejo que otro de mis deditos acompañe al primero y ahora ya los muevo con más fuerza dentro de mí. Me muerdo el labio inferior sin darme cuenta. Cierro los ojos y pienso que son tus dedos los que me arrancan los gemidos que inundan el baño del hotel.

Siento tus labios en mi pezón y sonrío, en medio de la bruma que cubre mis pensamientos. Tu pelo me roza la clavícula. Tu muslo se coloca entre mis piernas, rozando mi piel. Tus manos acarician mi culo.

Espera.

Abro los ojos de golpe y allí estás. Tu ropa se acumula desordenada al pie de la bañera. No había escuchado la puerta, no te he escuchado entrar, no te he escuchado desvestirte, me has sorprendido por completo. Al ver mi cara de sorpresa, me sonríes, me besas y bajas tus manos para apartar con suavidad las mías. Te colocas detrás de mí, siempre situándome para que mire a la cámara. Me rodeas con tus brazos, pegándote a mí, haciéndome sentir tu erección. Llevas tus manos, tus (maravillosos) dedos a mi coñito. No me haces esperar porque has visto en mi cara cómo me tienes. Metes dos dedos, con firmeza, con la fuerza exacta que necesitaba para soltar un jadeo. Empiezas a moverlos rápido, sin darme un respiro. Los dedos de tu otra mano rodean mi pezón y lo pellizcan. Tus labios se pegan a mi cuello. Mis manos revolotean sin saber qué hacer, necesito agarrarme. Las paso hacia atrás como puedo y alcanzan, por poco, a agarrar la parte superior de tus muslos. Me aferro a ti. Tu lengua, tus dedos en mi pezón, tus dedos en mi coñito... todos los movimientos son ahora acompasados, rápidos, fuertes, hipnotizantes. Mi cabeza descansa sobre tu hombro hasta que siento tus labios abandonar mi cuello y buscar mi boca. Abro los ojos de golpe y allí estás, a menos de un centímetro, esperándome, leyéndome, sabiendo que estoy a punto. Me acerco a besarte y tu lengua sale a mi encuentro. Los dedos que me están follando aceleran ahora y bajas tu otra mano para frotar mi clítoris. Mis gemidos se escuchan casi con eco a pesar de estar besándote. Abro la boca apartándome unos milímetros de ti, me tienes tan cachonda que necesito respirar. Pero no me dejas, invades mi boca con tu lengua como tus dedos hacen en mi coñito. Dejas de frotar mi clítoris para darme pequeños toquecitos con las yemas de tus dedos que me hacen estallar en un orgasmo intenso y sonoro, me dejas agotada, jadeando, abrumada por la intensidad de tus caricias. Me dejas jadeando. Pero no me dejas. Sigues ahí, sosteniéndome. 

Sigues besándome, ahora más pausado. Con delicadeza, me incorporas y me das la vuelta. Diriges mis manos hasta la pared de la ducha, lo cual me desconcierta un poco. Me tiemblan las rodillas, ha sido muy intenso, necesito descansar.

Pero eso no entra en tus planes, porque en cuanto me has colocado con el culito en pompa, siento tu polla, dura y empapada, darme un cachete en el culo. Siento cómo la pasas por mis nalgas, no te veo pero que sé que tienes la mirada fija en mi culo. Me das un cachete y giro la cabeza para mirarte. El deseo inunda tu mirada. ¿Qué vas a hacer ahora conmigo?

jueves, 20 de septiembre de 2018

La alumna y su profe


Como siempre, voy mal de tiempo. Es jueves, está medio lloviendo y el autobús se ha retrasado bastante. Hay más gente de mi clase en el autobús, así que no me preocupo excesivamente. Me pongo la capucha del abrigo al bajar y camino con el resto sin participar mucho en la conversación. Entramos en clase y alguien, no recuerdo quién, explica lo que había pasado con el autobús.

Nos haces un gesto con la cabeza asintiendo, sin darle mayor importancia. Siento un empujón del chico que venía justo detrás de mí, y me doy cuenta que me he quedado mirándote fijamente mientras el resto se había ido sentando. Me sonrojo y miro al suelo mientras me dirijo a mi sitio. Incluso sin levantar mis ojos del libro, siento tu mirada sobre mí. Me quito el jersey, quedándome sólo con la blusa. Sigues explicando algo que ni siquiera escucho. Al cabo de un rato desabrocho el primer botón de mi camisa y siento más que escucho cómo tragas saliva la siguiente vez que tus ojos se posan sobre mí.

Suena el timbre y te miro fijamente. Pareces aliviado mientras recoges tus libros. Me levanto rápidamente y salgo de clase sin mirarte ni una sola vez. Atravieso el pasillo con determinación, parándome justo al final, girándome levemente para comprobar si me sigues. Estás lejos todavía, pero mirando en mi dirección. Abro la puerta sin esperar más y, a oscuras, te espero a un par de pasos de esa puerta. Escucho el picaporte bajar lentamente y una silueta se asoma intentando distinguirme en la oscuridad. No espero a que tus ojos se acostumbren a la falta de luz, te agarro por el jersey y te obligo a meterte dentro. Meto mis manos, excesivamente frías por debajo de tu ropa, recorriendo tu estómago y tu pecho. Las tuyas van directamente a mi culo, soltando las cosas que llevan, que caen estruendosamente al suelo. Me lo sobas sin parar y me acercas más a ti, besándome por fin.

Cuando tu lengua invade mi boca, se me olvida dónde estamos y el tiempo del que disponemos. Siento tu polla creciendo contra mi cuerpo, a través de la ropa, y me frotas contra ti. Casi me levantas del suelo. Parece que hoy te pone especialmente cachondo que haya venido disfrazada de niña buena a la universidad.

Pones tus manos sobre mis hombros y me empujas hacia abajo, indicándome lo que quieres que haga a continuación. Golpeas la pared a tientas y aciertas al fin a encender la luz, que nos hace entrecerrar los ojos a ambos. Miras a tu alrededor sin mucho interés, viendo una especie de vestuario que se utiliza como almacén. Te giras para mirar la puerta y ves que tiene pestillo, así que lo giras, impidiendo así que nos interrumpan.

Sientes mis manos desabrochando tu pantalón ansiosamente. Miro hacia arriba y agarras mi cara por la barbilla.

- Vas a ser una niña buena y vas a chupármela como solo tú sabes, ¿a que sí?

Asiento, sonriendo, y dejas libre tu polla, bajando tu calzón junto con los pantalones y dejándolos caer sobre tus tobillos. Pones una mano sobre mi cabeza y empiezo a chupártela. La tienes enorme y no consigo que entre entera en mi boca, que se llena de saliva. Tu mano lleva el ritmo de la mamada que te estoy dando, en tiempo récord, porque estás cachondo pero no olvidas que tienes la próxima clase en cinco minutos. Me obligas a aumentar el ritmo. Tu polla está dura, gorda y empapada de mi saliva. Para acelerar las cosas, sujetas mi cabeza con ambas manos y yo me dejo hacer. Comienzas a follar mi boca sin contemplaciones. Los sonidos de tu polla invadiendo una y otra vez mi boca llenan el pequeño vestuario. Yo me agarro como puedo a tus piernas y me siento poderosa. Siento lo cerca que estás de correrte en mi boca y muevo como puedo mi lengua, intentando provocarte más allá de lo que ya estás. Me sujetas algo más fuerte y entre gruñidos y gemidos me avisas que te vas a correr. Siento cómo explotas en mi boca, con un chorro caliente y certero que se estrella en mi paladar. Continúas agarrándome con la misma fuerza mientras sigues corriéndote dentro de mi boca. Hago el movimiento de tragar sabiendo que sentirás cómo se contrae mi garganta, y tu polla da un saltito, indicándome que este ha sido el primer asalto pero desde luego no el último.

Sacas tu polla de mi boca y unas gotitas caen por mi barbilla. Me miras con lascivia y ves cómo, con dos de mis dedos, esparzo tu leche por debajo de mi barbilla y por mi cuello. Me levanto a toda velocidad y cojo tus dedos. Los llevo bajo mi faldita y hago que compruebes lo mojada que estoy. Empiezas a moverlos pero pareces pensarlo mejor. Con pesar, apartas tu mano y acercas tus labios a mi oído. "Tengo que ir a clase. Dame tus braguitas y espérame a la salida". Inmediatamente me bajo las braguitas y te las entrego. Con una sonrisa excitada, te las guardas, me das un beso casi al vuelo y me pides que espere unos minutos antes de salir. Tengo que saltarme la siguiente clase porque llego demasiado tarde.

Siento el frío aire sobre mi coñito cuando salgo a la calle al final de las clases. Veo cómo te montas en el coche y recibo un mensaje. Me mandas una ubicación y veo en google maps que está a menos de 500 metros. Hacia allí me dirijo cada vez más excitada. Cuando llego, me haces gestos para que me suba rápido y sales del aparcamiento a toda prisa. Me pongo el cinturón y tu mano se coloca sobre mi pierna, subiendo poco a poco mi falda. Estoy tan mojada que cuando tu dedo se mete en mi coñito, se escucha un pequeño chapoteo que me hace sonrojar. En un semáforo me besas al tiempo que comienzas un metesaca lento y profundo que me tiene hipnotizada. Aparcas frente a lo que supongo que será tu casa, y abandonas tus caricias para maniobrar con el coche. Me tapo con la falda y espero a que me digas qué quieres que hagamos. Te inclinas y me besas, más tranquilo ahora que estamos más lejos de la facultad.

Bajamos del coche y hasta que no estamos en el ascensor, no vuelves a tocarme. Metes tu dedo corazón en mi coñito de nuevo mientras me comes la boca. Te gusta que me quede algo más pasiva al principio, imagino que la emoción de la conquista y la perversión de llevarte a una alumna a casa es bastante erótico.

- ¿Quieres subir nota, putita? —preguntas mientras entramos en tu casa, mis manos ya desabrochando mi falda y mi camisa mientras asiento poniendo cara de viciosa—. Desnúdate.

Dejo caer mi falda y tiro la camisa. Desabrocho mi sujetador y te lo tiro juguetonamente. Me he quedado solo con las medias hasta medio muslo y los zapatos de tacón, pero no hago nada por quitármelos, sé que te gusta verme así. También me he recogido el pelo en una coleta alta antes de ir a tu encuentro porque sé lo cachondo que te pone.

Me observas prácticamente salivando. Cruzas la pequeña distancia que habías dejado para que me desnudara y una de tus manos va directa a mi coñito, tu dedo corazón ya preparado para darme placer, y la otra acaricia mi pecho, frotando el pezón hasta que lo tienes duro y necesitado de tu lengua. Sacando tu dedo de mi coñito, lo metes en mi boca y lo chupo con gusto, me gusta reconocer mi sabor en tus dedos.

Me llevas hasta el sofá y me haces sentarme allí, medio recostada, con las piernas muy abiertas. Antes de nada, abres la puerta del ventanal que hay justo enfrente y una ligera brisa eriza mi piel. Te arrodillas frente a mí y empiezas a pasar tu lengua por mi pubis, mis ingles hasta que por fin apresas mi clítoris con tus labios y empiezas a succionar. Gimo escandalosamente alto, mis manos sobre tu cabeza, acariciando tu pelo. Abro los ojos y veo que mientras habías ido quitándote los pantalones. Separas tu boca de mi coñito para quitarte la camiseta y te quedas por fin desnudo para mí.

- Quiero más, profe —te digo, poniendo morritos y agarrando mis pechos para pellizcar mis pezones mientras sigues dedicado a comerme—, por favor...

Vuelves a comerme el coño con ese ansia que utilizas siempre, me vuelve loca tu método. Te levantas y tiras de mis manos para levantarme contigo. Te acercas al ventanal que habías dejado abierto antes y colocas mis manos sobre el borde. Te colocas detrás mío y acercas tu polla a mi entrada. Me das un toquecito con los dedos en el clítoris, provocando un nuevo estallido de gemidos. Tienes tu polla en mi entrada, una de tus manos agarrada a ella, dirigiéndola. Con la otra me agarras por el hombro con fuerza y sé lo que se avecina. Empiezas a meter tu polla con fuerza, haciéndome sentir completamente ensartada, llena de tu polla. Noto tus huevos chocar contra mi culo y se te escapa un gruñido. Colocas la mano que dirigía tu polla en la base mi espalda y haces que me incline un poco. De esa forma, la parte superior de mi cuerpo queda fuera de la ventana, expuesta a cualquier vecino que quiera asomarse en ese momento.

- Ah… mmmmmmmm… sí… ¿te gusta follarme así, profe?

- Me pones muy burro cuando llevas esas falditas de puta a clase —me das un cachete en el culo—, por eso ahora voy a tener que darte —empiezas a sacar tu polla para coger impulso— toda mi polla —me la metes de nuevo hasta el final, haciéndome casi gritar de placer— una —vuelves a sacarla— y otra —la metes un par de veces con fuerza— y otra vez...

Gimo sin poder contenerme, me estás follando duro y fuerte, sin parar, a un ritmo imposible, jadeando en mi cuello, manoseando mis tetas una y otra vez, bajando tu mano y frotando mi clítoris, haciéndome estallar mientras grito, gimo y sollozo que me corro para todo tu patio de vecinos.

Me sujetas en el sitio mientras me corro y acaricias mi espalda suavemente, dejando que me relaje. Dejas salir tu polla de mi cuerpo y con suavidad me diriges al sofá de antes. Me tumbo boca arriba y te miro con cara de viciosa, como te gusta que haga a veces en clase.

Te tiras prácticamente sobre mí, besándome con hambre, recibiendo mis besos, mis mordiscos, mientras tu polla está palpitando entre nuestros cuerpos. Bajo mis manos y las dirijo a tu polla, llevándola hacia mi coñito. Me acaricio con ella y me pides que me la meta. Sigo besándote y acariciándome con tu polla sin hacerte caso. Tus manos acarician mis pechos, pellizcando mis pezones, bajas tu cabeza hacia ellos y empiezas a mordisquear uno de mis pezones mientras tu otra mano baja hasta mi pierna y, agarrándome por la corva, subes mi pierna para facilitar la entrada de tu polla. Decido complacerte por fin y empiezo a meter tu polla en mi coño lentamente. Prácticamente gruñes mientras sigues mordiendo mi pezón. No dejo que entre entera, la dejo ahí quieta y mis manos van a tu trasero. Ese trasero que fue lo primero que me gustó de ti, tan durito por tu afición al running y a los partidos de pádel con los amigos.

Agarro tu culo con mis manos y empiezo a presionar, pidiéndote sin palabras que me folles de nuevo. Tu boca se separa de mi pecho y empiezas a bombear dentro de mi coñito, primero con lentitud, profundamente, sacándola hasta la mitad para volver a metérmela con un golpe seco de cadera, llenándome de nuevo mientras me dices lo mucho que te gusta tener a tu alumna más puta así, abierta de piernas para que su profe se la folle como se merece, como una buena puta, como te gusta, a que sí, putita, a que te gusta… Acerco mis dedos a mi boca y los chupo mientras sigues diciéndome lo mucho que te gusta follarte a la más puta de tus alumnas. Llevo uno de mis dedos a la entrada de tu culito y empiezo a acariciarlo en círculos. Al principio, contraes los músculos, pero me dejas continuar. Consigo meter la primera falange de mi dedo y como ‘recompensa’ empiezas a bombear más rápido.

- ¿Te gusta que te meta el dedito en el culo, profe?

- Ahora te voy a meter yo a ti otra cosa…

- Mmmmmmmm… síiiii… pero primero haz que me corra...

Sigues follándome cada vez más deprisa, subo mi cadera para encontrar la tuya, me tienes desatada, estamos sudando y jadeando, nuestros cuerpos acoplados, en perfecta sincronía, cuando meto mi dedo todo lo posible en tu culo y siento como empiezas a follarme con embestidas completamente fuera de control. Pellizcas uno de mis pezones con fuerza cuando empiezo a correrme como una perra en celo y te corres con fuerza dentro de mí, llenándome con tu leche, marcándome como tuya. Dejas caer tu cuerpo sobre el mío y saco mi dedo de tu culo, dándote un azotito por el camino.

- Joder, cada vez que follamos me haces ponerme más guarro… —y me das un beso lento y profundo—. Me has dejado vacío.

Nos vestimos bastante relajados y en la puerta nos despedimos, besándonos como adolescentes mientras manoseas mis pechos de nuevo, “joder, creo que voy a soñar con tus tetas” y riéndome por tu comentario bajo por las escaleras deseando que llegue mañana para volver a verte en clase.

lunes, 17 de septiembre de 2018

Visita nocturna

Riiiinnnngggggg riiiinnnnggggg riiiinnnnggggg

Te giras en la cama, maldiciendo en silencio al móvil, a la alarma del despertador, al instituto y a ti mismo por elegir un trabajo en el que tienes que madrugar.

Riiiinnnngggggg riiiiiiiiinnnnnnnngggggggg

Entreabres el ojo derecho para buscar la luz del móvil, pero no la encuentras.

Riiiiiiiinnnnnngggggggg

Palpas con la mano en la mesilla, desesperado por acallarlo.

Riiiiiiiiiiinnnnnnnnnggggggggggg

Lo encuentras, pero no está sonando.

Riiiinnnngggggg riiiinnnnggggg

¡Joder! ¿¿Pero qué coño suena??

Riiiiiiiiiiinnnnnnnnnnnnnnnggggggggggg

La pantalla de tu móvil se ilumina, ahora sí, y alargas de nuevo el brazo. Te lo acercas de medio lado, para que la luz no te deslumbre, y ves que te ha llegado un whatsapp.

'Pero abremeeee... ¡que hace frío!'

¡¿Que abra?!

Sales de la cama de un salto y vas hacia la puerta. El telefonillo vuelve a sonar.

Riiiinnnngggggg

Lo coges y respondes, con una voz ronca y adormilada que me resulta increíblemente sexy.

- ¡¿Patty?!

- ¡Joder, claro! ¡Abre! Que hace un frío...

Me abres y empujo la puerta. Subo las escaleras trotando y llego a tu piso. Cuando me oyes llegar, abres la puerta y te me quedas mirando con una media sonrisa entre calculadora y adormecida.

Me acerco a ti con rapidez. Cuando llego a tu altura, me pongo de puntillas y te doy un beso lento en los labios. Notas la frialdad de mi cara. Mis manos se deslizan por debajo de tu camiseta y das un respingo. Las tengo heladas. Río entre dientes.

- Eso te pasa por tenerme esperando... -te digo mientras entro a tu casa y te arrastro conmigo, tirando de tu mano. Me dirijo a tu habitación y por el camino me desprendo del abrigo y de las botas, que voy dejando abandonados como un reguero de pistas.

Siempre tirando de ti, me meto en la cama, aún vestida, y te metes conmigo, medio tropezando con la cama, con las sábanas y hasta con el aire.

- No son las 5, ¿no? No has venido hasta aquí a las 5 de la mañana, ¿no? ¿¿No??

- Anda, ven...

Nos ponemos de lado, mirándonos, y te abrazo con fuerza haciendo que todo tu cuerpo se ponga en tensión por el frío que aún desprendo. Llevo ropa muy cómoda, unos leggins negros y un vestido camisero de color vaquero. Al mismo tiempo que voy entrando en calor, siento cómo tu cuerpo se va relajando, y empiezas a reaccionar. Pasas tus manos por mi espalda, deslizando poco a poco el vestido hacia arriba, hasta que tus manos entran en contacto con mi piel, calentándome en más de un sentido. Una de tus manos la colocas en el centro de mi espalda, los dedos muy abiertos, manteniéndome pegada a ti. La otra la vas bajando como si nada, hasta que encuentras una de mis nalgas. La rodeas, la acaricias suavemente, la amasas un poquito, apartas tu mano un momento y cuando vuelve a entrar en contacto con mi piel es cuando bajas la mano con la fuerza justa para darme un azotito.

- Eso te pasa por... -no te dejo ni acabar, te callo con un beso y te empujo sobre el colchón, me subo a horcajadas sobre ti y te ayudo (obligo) a quitarte la camiseta. Paso mis dedos por tu pecho y me inclino para seguir besándote. Cuando mi lengua penetra tu boca, haces un amago de morderme. Se me escapa una carcajada y mis dedos buscan tus cosquillas.

Estás un poco más despierto, porque tus manos suben con rapidez para bloquear las mías y me las inmovilizas en la espalda con una de las tuyas. Con la otra, vuelves a darme un azotito. Te hago morritos y pones los ojos en blanco, pero sonríes y aflojas tu mano sobre mis muñecas para que pueda escaparme. Rodeo tu cuello con mis brazos y te doy un beso muy sensual, con mucha lengua, muy pausado y buscando tu reacción, que no se hace esperar. Tu polla ha ido creciendo y ahora se perfila bajo tu ropa interior, dura, grande, jugosa, llamándome a gritos.

Deslizo mi mano derecha por tu estómago, separo el elástico de tu slip y lo vuelvo a soltar. Sigo besándote y acoplo mi cuerpo sobre el tuyo de tal forma que tu polla esté alojada entre mis piernas. Separo de nuevo el elástico, lo aparto y lo dejo caer sobre tu piel. Muevo mis caderas en pequeños círculos, muy lentos. Siento cómo tu polla da un pequeño saltito, pero aún no es el momento.

Dejo de besarte un segundo y llevo mis labios a tu oreja. Paso mi lengua por el contorno y te susurro:

- Me muero por comértela, Julián…

Vuelvo a llevar mis labios junto a los tuyos y ahora me besas de forma más urgente, más hambrienta. Colocas tus manos sobre mi cabeza e intentas dirigirme hacia abajo. Me río y con mis manos, dirijo las tuyas a mi culo. Coloco tus manos sobre mis nalgas y me froto contigo, un poquito más fuerte y un poquito más deprisa.

Vuelvo a llevar mis labios junto a tu oreja, te doy un mordisquito y te susurro:

- Todavía no, cielo...

Paso mi lengua por tu cuello, sin dejar de mover mis caderas en círculos. Noto cómo la dureza de tu polla va aumentando. Tus manos siguen en mi culo, pero están lejos de estar quietas. Ahora intentas quitarme los leggins y decido darte ese capricho. Elevo mis caderas y lo deslizas con rapidez, como temiendo que me arrepienta. Cuando vuelvo a colocarme como antes, lo hago con las piernas ligeramente más abiertas, para poder frotarme mejor contra ti. Una de mis manos agarra tu polla por fuera del slip y la coloca para que esté situada exactamente entre mis labios.

- Mmmmmmmm ¡qué polla tienes, cabrón!

Cuando te digo eso, terminas de deshacerte de mis leggins y tus manos vuelven a mi culito, esta vez para descubrir que sólo me cubre un pequeño, y en apariencia poco resistente, tanga negro. Tus labios han encontrado mi cuello y lo recorres llenándolo de besos y mordisquitos. Una de tus manos se cuela debajo de mi vestido y compruebas lo que ya intuías, que hoy tampoco llevo sujetador. Tus dedos no dudan en provocarme y rápidamente tienes mis pezones en pie de guerra, alternando tus caricias de uno a otro sin parar.

Mis manos no se han quedado quietas, acariciándote lentamente la polla la derecha, agarrándote del pelo la izquierda para acercar más tus labios a los míos, respirando tu aliento, susurrando tus palabras.

Mis besos empiezan a apartarse de tus labios, pasando por tu barbilla (donde te doy un mordisquito), deteniéndose en tu cuello, besándolo, chupándolo, mordiéndolo suavemente. Sigo mi camino descendente recorriendo tu pecho con mi lengua. Me desvío hacia tu pezón izquierdo y lo acaricio con mi lengua y con mis labios. Repito la operación con el derecho. Vuelvo al centro de tu pecho y te miro. Me encuentro con tu atenta mirada, que me invita a continuar. Lo hago de buena gana. Mi lengua tantea tu piel y mis labios se van deteniendo por tu estómago, haciendo un camino errático que intuyo que te está poniendo nervioso. No quieres que siga provocándote, quieres que te la coma de una vez por todas.

Siento tu nerviosismo y decido complacerte antes de que tengas que pedírmelo por segunda vez. Mi mano desliza tu slip, esta vez sin tirar del elástico, lentamente. Más... un poquito más... ¡ahora! Tu polla da un pequeño saltito cuando es libre al fin, y yo no pierdo un segundo, la dejo descansar sobre mis labios y mi lengua sale para saludarla. Mis ojos no se pierden tu reacción, y un escalofrío me recorre cuando observo tu reacción: los ojos se te cierran involuntariamente y dejas caer la cabeza, poniéndote en mis manos sin reservas.

Mis labios se cierran sobre tu glande y mi lengua lo acaricia sin parar. Una de mis manos agarra tu polla en la base para dirigirla un poquito más dentro. Mi lengua se mueve lentamente dentro de mi boca, sensibilizando tu piel, y mis labios se aprietan para hacerte sentir más. Sigo dejando que tu polla, poco a poco, entre en mi boca. Ya tengo más o menos la mitad dentro, y paro ahí, quiero saborearla, comerte con tiempo, no precipitarme. Mi mano sube y baja, deslizándose por la parte de tu polla que está fuera de mi boca, mientras mi lengua se ha vuelto mucho más activa acariciándote. Mi otra mano rodea con mucho cuidado tus huevos, como sosteniéndolos, y los acaricia suavemente. Tu respiración ha empezado a acelerarse y espero que eso signifique que estás disfrutando, al menos, igual que yo.

Hago un amago de seguir introduciéndome tu polla en la boca, pero ha sido sólo eso, un amago. En realidad, voy deslizando mis labios lentamente hasta que tu polla sale por completo de mi boca. Con mi otra mano, la sujeto y bajo mi cabeza, pasando mi lengua con rapidez por tus huevos, acariciándolos y haciendo que tu piel se erice. Vuelvo a dejar que tu polla invada mi boca, esta vez dejando que entre más, todo lo que puedo, más o menos tres cuartas partes. Coloco mi mano alrededor de tus huevos y presiono ligeramente. Mi lengua te da toquecitos con ritmo irregular y mis labios presionan sobre tu piel. Deslizo mis labios arriba y abajo, una y otra vez, aumentando la velocidad. El sabor de tu líquido preseminal inunda mi boca, y supone un aliciente para esforzarme más en la mamada.

Colocas una de tus manos sobre mi cabeza y presionas ligeramente para darme a conocer tus intenciones. Obediente (que a veces lo soy) dejo deslizar tu polla dentro de mi garganta un poquito más y sientes cómo tu polla se choca con mi campanilla y la sobrepasa. Escucho cómo contienes el aliento. Elevo mi mirada hasta la tuya y con la mejor cara de viciosa que sé poner, hago el movimiento de tragar. ¿Lo has notado en tu polla? ¿La forma en que mis músculos se contraían en torno a tu polla?

Parece que sí, porque ahora tienes ambas manos sobre mi cabeza y tu cadera sube de vez en cuando, intentando acelerar mi ritmo, intentando que tu polla consiga entrar entera. Me dejo hacer y ahora ya tus movimientos de cadera esporádicos empiezan a convertirse en pequeñas embestidas. Me agarro a tus muslos y te dejo hacer mientras me follas la boca, sintiendo cómo mi saliva empapa tu polla y resbala cada vez que tu polla sale de mi boca. Te escucho gemir y jadear, casi gruñir al final y sin avisarme, como sabes que me gusta, me das lo que he venido a buscar: te corres en mi boca. No te contienes, y tu leche, espesa, baja por mi garganta y se acumula en mi boca. El primer latigazo cae directamente por la garganta y el resto se esparce por mi boca. Al sacar tu polla de mi boca, una solitaria gota de semen brilla sobre tu glande. Dejas deslizar tu polla por mi cara y esa gotita pasa a estar en mi mejilla. Con la boca aún abierta, y la lengua extendida, te miro, cierro la boca y con una cara de placer puro e intenso, me trago toda tu leche.

Me incorporo como puedo y me recuesto sobre ti. Con un dedo, recojo la gotita que se me ha escapado y la acerco a tus labios. Insaciable, no dejo que te toque y la recojo con mi lengua segundos antes de darte un beso profundo y pasional.

- Ahora duerme, cielo... -te digo mientras hago que te acurruques contra mí. Te escucho respirar fuerte en menos de tres minutos. ¡Qué mono!, pienso. No sabe que esto era sólo el aperitivo...